Mientras Chang Chuang, el maestro de Lao Tsé estaba enfermo, éste fue a visitarlo y le dijo:
— ¡Estás muy enfermo, maestro! ¿No tienes nada que decirme?
— ¿Mi lengua aún esta ahí? —preguntó el anciano.
— ¡Está! —respondió Lao Tsé.
— ¿Mis dientes están ahí?
— ¡No!
— ¿Y sabes por qué? —preguntó nuevamente Chang Chuang.
— ¿No será que la lengua dura más tiempo por ser más blanda? ¿Y que los dientes, por ser duros, por ser rígidos, se caen antes? —dijo Lao Tsé.
– ¡Acabas de resumir todos los principios relativos al mundo! —exclamó el maestro—. ¡No necesitas más de mis enseñanzas!
— ¿Mi lengua aún esta ahí? —preguntó el anciano.
— ¡Está! —respondió Lao Tsé.
— ¿Mis dientes están ahí?
— ¡No!
— ¿Y sabes por qué? —preguntó nuevamente Chang Chuang.
— ¿No será que la lengua dura más tiempo por ser más blanda? ¿Y que los dientes, por ser duros, por ser rígidos, se caen antes? —dijo Lao Tsé.
– ¡Acabas de resumir todos los principios relativos al mundo! —exclamó el maestro—. ¡No necesitas más de mis enseñanzas!
hola soy andres para mi lo que se aprende en este cuento
ResponderEliminares confuso pero ala vez simple y es asi que los mas suavez recistiran y los mas duros pereceran
porque: simplemente porque fuerza no es igual a dureza avecez la respuesta simplemente es ser suave ser simple ser preocupado pero ala vez preocupado a vezes solo toca dejarlo fluir
Un texto muy bello que en lo personal me deja un gran enseñanza. La dureza tiene un precio y esa es la duración.
ResponderEliminarEste cuento me recuerda otro que habla del roble y el bambú en una tormenta. El roble es fuerte y durante la tormenta el viento y la borrasca quiebran sus ramas y su tronco... Mientras que el bambú durante la misma tormenta se mueve al son del viento gracias a su flexibilidad... Los dientes son duros y reciben toda la fuerza y presión que finalmente terminan causando sus efectos en ellos mientras que la lengua es flexible y mueve los alimentos sin ser objeto de las presiones y la rigidez
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